El huerto escolar se ha convertido en uno de los espacios más enriquecedores del centro. En él, nuestro alumnado, desde Infantil hasta Primaria, descubre cómo crecen las plantas y aprende conceptos de agricultura a través de experiencias reales. Este proyecto no solo enseña a sembrar y recolectar: también conecta con áreas como matemáticas y ciencias, y fomenta valores como la colaboración, el respeto por el entorno, la responsabilidad y los hábitos de vida saludables.
Preparando la tierra para la siembra de invierno

Para que todos los grupos formen parte de este proceso, se ha organizado un horario fijo los lunes, de manera que cada curso pueda acudir cada quince días y participar en una tarea del huerto.
Un proyecto con múltiples aprendizajes
El huerto persigue que el alumnado conozca, plante, cuide y finalmente recolecte sus propias hortalizas. A través de su mantenimiento, trabajamos conceptos de agroecología y agricultura ecológica, lo que permite entender la importancia de producir alimentos de forma sostenible. Además, este espacio favorece la adquisición de hábitos saludables y sirve como recurso para integrar contenidos en las distintas áreas del currículo.
El alumnado también se acerca a la tradición hortelana de la zona, ampliando su vocabulario y aprendiendo sobre el sistema alimentario local, sus beneficios y sus impactos. Todo ello les anima a reflexionar sobre cómo pueden contribuir, desde pequeños gestos, a construir un modelo más respetuoso con el medio ambiente y beneficioso para la salud.
Para facilitar el trabajo, el centro ha adquirido nuevas azadas y rastrillos de mango corto, sacos de abono y una regadera que permitirán cuidar adecuadamente cada rincón del huerto.
Lo que cultivamos en invierno
Durante esta temporada, el huerto se llenará de productos como lechugas, habas, ajos, espinacas, fresas, cebollas figueras o calabacines. También se han plantado coles —incluyendo romanesco y coliflor— y brócoli, además de tomates cherry y pimientos, que podrán desarrollarse en los meses más suaves.
El espacio se completa con un pequeño rincón de hierbas aromáticas bajo los árboles del centro, donde crecen romero, tomillo-limón, lavanda y menta.
Cómo trabajamos cada lunes
Las visitas semanales al huerto se desarrollan en sesiones de media hora, en las que los grupos se encargan de mantener el espacio activo y en buen estado. Durante estas jornadas riegan las plantas, airean la tierra, añaden abono cuando es necesario, realizan plantaciones y podas, y colaboran en la limpieza y el cuidado de las zonas verdes. Además, aprenden a elaborar compost utilizando las pieles de plátano y mandarina de los almuerzos, una práctica que les ayuda a comprender la importancia del reciclaje orgánico.
El huerto escolar es, en definitiva, un aula al aire libre en la que los niños y niñas observan, experimentan, se responsabilizan y aprenden a cuidar el entorno desde la práctica diaria. Un proyecto que crece con ellos y que llena el centro de vida.


